Durante la sesión de trabajo de hoy ha surgido la pregunta del millón de dólares y, obviamente, sobre la que creo debemos de detenernos a reflexionarla al menos un poquito. Pregunta:

“¿Cómo convertimos un equipo de trabajo acostumbrado a operar bajo un mindset fixed (con todo lo que eso implica) a trabajar bajo un marco de autoorganización, responsabilidad y autonomía?”

Y aunque parezcas absurdo, antes que responder el cómo lo hacemos, debemos de tener cierta certeza (en un mundo sin certezas) de si es posible o no alcanzar semejante cometido. Y no es un aspecto baladí.

Mi opinión; por supuesto que se puede y por supuesto que es posible. ¿Difícil? Mucho no, muchísimo… Y ¿Por qué? Pues porque implica un cambio no exclusivamente operativo, estructural o de mero empoderamiento, sino principalmente de un profundo cambio de naturaleza cultural. El cual es, y todos lo sabemos, de lo más complejo de transformar en cualquier tipo de organización. Y eso sin olvidar que dicha transformación requiere de más tiempo del que el mercado a veces otorga.

Eso sí, lo que también tenemos muy claro, es que ese proceso necesita de quien o de quienes lo “empujen”, “lo abanderen”, “lo impulsen”, “lo faciliten”. Llamémosle como queramos o pongamos el verbo que deseemos. No importa. Todos sabemos, que a la postre, son esas personas que ponen la cara, el corazón y el convencimiento por hacer de la organización un lugar mejor (en todos los sentidos). Son personajes de enorme importancia en las organizaciones y los llamamos hoy “Host Leadership” -en otro post hablaremos más de ellos-. Hoy sólo les queremos dar las gracias y el reconocimiento por la enorme labor transformadora que tienen. Un 10!!!