Modelo de gestión Agile
Trabajar para hacer de nuestro modelo de gestión un sistema mucho más maduro (que no robusto) tiene un impacto bastante limitado si antes no somos capaces de reducir las circunstancias que lo debilitan.
Y aunque parezca que ambas cosas van de la mano, en realidad son dos caminos que pueden perfectamente ir paralelos -incluso ser un único- pero también puede llevarnos a lugares bien distintos.
No negaremos que el uso de marcos y prácticas ágiles puede aportar ciertos beneficios (más a corto que a largo) en ciertos aspectos, uno muy evidente, en lo organizativo… Pero creer que el mero uso de frameworks ágiles hará madurar nuestro modelo de gestión es una ilusión muy peligrosa.
No olvidemos que lo que en términos generales debilita nuestros modelo de gestión son los intangibles organizativos.
La ausencia clara de propósito organizativo. Su desconocimiento. E incluso existiendo, la fría vinculación al mismo. La pobre comunicación departamental. Leernos en exceso y escucharnos bien poco. Infraestimar las capacidades de las personas. Trabajar bajo la creencia de que autonomía significa “búscate la vida” y que ser proactivo oculta palabras como castigo cuando son expresas bajo el slogan de “nuestros actos generan consecuencias”.
Agile, no son sólo herramientas, prácticas y frameworks. Agile es muy por encima de todo eso; valores y principios que fortalecen nuestro modelo de gestión.